“Mi madre falleció cuando yo era muy chica, el cuerpo de mi obra es la ausencia de ella” dice Ana Gallardo, artista y espigadora de historias que viene trabajando en torno a la vejez desde hace veinte años. Ana es como un obturador que se abre para que las historias y experiencias de mujeres de más de 60 años se esparzan, conmuevan y emocionen. Esta vez a partir de la muestra “Escuela de envejecer” en donde barro, videos, pintura, oficios y bailes conforman un recorrido que puede verse hasta el 3 de julio en la Sala Pays del Parque de la Memoria.
Es un trayecto que empezó en el 2004, con 45 años y menopáusica ni siquiera había entrado al mundo del arte del que quería formar parte. Tenía que trabajar todo el día y criar a una hija en soledad. La vida de la artista le quedaba muy lejos, en ese sistema a Ana se le había pasado el arroz.
En su meticuloso trabajo sobre la vejez se atreve a decir que es violenta, encuentra el virtuosismo en el fracaso y reivindica la revancha como hackeo al tiempo: ¿Cúal es el tiempo para ser artista? ¿Para enamorarse? ¿Para coger? ¿Para sentirse deseada? ¿Dónde están los saberes en el arte? Ana Gallardo lamenta que su madre haya muerto a los 37 años “sin ser la artista que hubiese querido ser”. Ahora recupera las pinturas de su mamá y también trabaja sobre ellas.
Radicada en México -país en el que vivió durante los 80´ y al que regresó en 2017- vive con su hija, su pareja y el hijo de su pareja. También tiene una constelación de amistad forjada al calor de su obra. Para que exista “Escuela de Envejecer”, Ana Gallardo comparte el sostenimiento de la vida con otras, una intimidad y una puesta en común sobre lo que significa que el cuerpo no responda, que las viejas sean feas, que solo pueda cantar quien sabe hacerlo desde la juventud o que bailar sea solo para gente atlética a la que no se le cae la piel.
Desde el hallazgo de haber detectado el valor desmedido que se la da la juventud, Ana no para de indagar, de discutir con el arte y de tomarse revancha.
Un final que es un comienzo
En 2004, a tus 45 años empezaste este trayecto que sigue en construcción sobre la vejez. ¿Cómo describís la escenario de tu vida en aquel momento?
Era una escena muy compleja para mí porque yo trabajaba de noche y era la más grande de todas las camareras. imaginate el nivel de locura que tenía, y además estaba sola con mi hija Rocío que en aquel momento tenía diez años. A principios de los 2000 empecé a trabajar en una galería de arte y en ese momento me llega la menopausia, justo cuando estaba tratando de insertarme en el mundo del arte.
¿Por qué no lo habías hecho antes?
Porque había una mirada muy fuerte sobre los artistas jóvenes y yo ya era grande. En la galería en la que entré a trabajar no había mujeres de más de 40 años. Después, con el tiempo vino esto del “rescate” sobre el trabajo de artistas mayores. No me gusta para nada hablar de rescate pero eso es lo que se fue configurando. “A ver ¿qué está haciendo esta señora?
A los 45 años, ¿estabas empezando?
Si. Pero era un final por la cuestión de la menopausia y un principio porque yo sentía que estaba empezando algo. La menopausia te marca la falta de fertilidad y esa ha sido la condena toda la vida.
¿Esa condena aparecía solo en el ámbito laboral?
En ese momento empecé a salir con mi compañero actual con quien estamos juntos desde hace 18 años y quien es bastante menor que yo. De golpe apareció en mi vida por primera vez el amor, para mi en esa época la vida empezaba de cero. Era extrañísimo, porque el sistema decía “no” y mi vida estaba foja cero.
¿Empezaste a indagar sobre la vejez cuando entraste en el mundo del arte, tuviste la menopausia y te enamoraste?
Si, empecé a juntarme con mujeres que tenían la edad que tengo yo ahora, más de 60. Quería hablar sobre la cercanía con la muerte. Si bien yo sentía que recién empezaba, al mismo tiempo -y esto es algo que me pasó desde chica- sentía que estaba al borde de la muerte. Siempre me sentí vieja. Me agobia un montón pensar que me voy a morir, no me quiero morir y es una obsesión que tengo con el tema, no es de ahora. Cuando era chica pensaba que irme a dormir era un ensayo de la muerte, entendía que era algo parecido.
En tu trabajo sobre la vejez hablas mucho en términos de violencia, decís que envejecer es violento.
Yo creo que el problema de la vejez no somos nosotras las viejas, el problema lo tiene el sistema. Realmente cuesta envejecer, cuesta entender y sentir este cuerpo que no responde como una estaba acostumbrada. No poder levantar esa mesa que yo antes levantaba sin problemas. Y realmente odias que eso pase y eso resulta violento.
¿Te hiciste alguna cirugía “estética”?
Lo pienso todo el tiempo. Mi amor y máxima contradicción es Esther Díaz. Porque pienso que por un lado está haciendo lo que el sistema te dice que hagas, y por el otro creo que se está vengando, que está tomando revancha de hacer todo lo que quiso hacer en su vida y ahora lo está haciendo como quiere y con el cuerpo que quiere, coge con quien quiere y hace lo que quiere. Si me animara me haría todo lo que ella ha hecho. Creo que hay que pasarla lo mejor que se pueda.
En tu trabajo sobre la vejez está muy presente el tema de la revancha.
En mi trabajo hablo permanentemente de la venganza y de la revancha. Mi felicidad en este momento de vida también tiene que ver con que siento que estoy disfrutando una revancha enorme. La estoy pasando muy bien y logrando cosas que jamás pensé que iba a lograr porque estaba acabada por la edad y me decían que no. Entonces este cuerpo, esta vida y estas decisiones me hacen sentir muy bien.
En escuela de envejecer propones algo así como montarte en los deseos frustrados ¿Cuáles son o eran los tuyos?
Mi deseo frustrado era poder pertenecer a la escena artística, poder trabajar, darle visibilidad a mi trabajo y tener continuidad. Eso para mi era imposible porque entre otras cosas tenía que trabajar muchas horas para sostener la vida. Hay gente que tiene herramientas para trabajar y criar hijxs, yo no las tenía.
Y en ese sentido ¿reivindicas el fracaso?
Me gusta pensar la reivindicación del fracaso en torno a hacer lo que uno quiere y no como pensabas que debías hacer las cosas. Y por otro lado poder discutir ¿Qué es el fracaso? ¿Quién tiene la voz suficientemente poderosa como para decir que no cantas bien o que no sabés bailar?
Con estas cuerpas, viejas, con tetas caídas, arrugas por todos lados, pararte en un escenario y decir “voy a cantar” es un éxito del fracaso.
Tengo grupos de artistas con los que trabajo y lo primero que les pido es que traigan al taller lo que consideran fracasado, que no traigan la obra que consideran que funciona, porque eso ya está, ya funciona. Traigan acá lo otro ¿Por qué vos consideras que esa obra está fracasada?
En el arte que tiene un autoritarismo sobre el saber y un machismo extremo ¿Cómo te abrís camino?
Soy violenta y creo en la violencia, es como si estuviera permanentemente en guerra, incluso hacia adentro de los feminismos. El arte acá en México es muy poderoso porque también hay mucho dinero y la escena mexicana es muy académica y yo no tengo el secundario terminado. Soy una vieja no académica, que no tiene doctorado, no hablo inglés y eso tiene que ver también con una educación elegida. Yo en los 80` decía que no iba aprender inglés porque es el idioma del enemigo.
¿Fue una decisión política no terminar la escuela?
Fue por dos cosas: porque me fui de mi casa de muy chica y tenía que laburar, pero también porque pensaba que no estaba bien la institución educativa. Después me pasó que a mi hija la hice estudiar un montón.
Y tu obra se llama “Escuela de envejecer”
Porque es justamente una forma de discutir con el arte otras formas de pensar el saber. Estas señoras con las que yo comparto tiempo y experiencia vienen a desplegar una sabiduría basada en deseos, experiencias e historia.
Envejecer hasta que valga la pena vivir
“Es un ejercicio de revinculación que transforma a lxs que participan. Un ritmo compartido que se despliega en plazas, museos, casas y a la vera del río. La Escuela construye una sombra, un mínimo reparo donde se puede leer en voz alta, cocinar, dibujar, cantar y bailar. Toma forma y se convierte en obra; manifiesta una vida en común”, dicen María Alejandra Gatti y Lorena Fernández, curadoras de Escuela de Envejecer.
En la vida en común está la clave para comprender el tramado que traza Ana Gallardo, con la clara intención de hacer estallar los límites entre lo público y lo privado, el arte y la vida.
Desde que conoces a estas mujeres, compartís intimidad y le das un tiempo a ese intercambio hasta que llega al terreno de lo público en una muestra ¿Existe allí una pérdida?
En la pieza lo que se perdió es todo lo que no se ve que pasó. La situación íntima no se ve, con muchas de ellas yo sigo teniendo una amistad y hemos logrado armar familias. También se han ido muriendo bastantes a lo largo de estos años. Pero las que quedamos, salimos a bailar y vamos a los salones de cumbia.
He construido amistades muy profundas de mucho cariño y que además cuando hay trabajo, trabajamos. Ninguna tenemos plata, entonces cuando aparece la oportunidad lo hacemos conjuntamente. Entonces no es que se pierda, es que yo tampoco quiero mostrarlo, yo focalizo en algo que si querés lo intuís y si no, ni modo. Cuando ves la obra podes llegar a entender que hubo conmoción, emoción y sanación. También te podes encontrar a mujeres hablando de cosas que no hablaron en toda su vida
¿Cómo por ejemplo?
Para los 100 años del Museo de Rosario hicimos un encuentro y las chicas de ahí me propusieron que hiciera algo desde la Escuela de Envejecer y yo les dije que buscáramos artistas de más de 60 de la provincia de Santa Fe para hacer un encuentro y conversar. Fue un encuentro semi público y la mayoría eran docentes que habían llegado a la cerámica o el grabado. Una de ellas, que tenía cerca de 80 años y que no sabía cómo venir porque le daba miedo, logró que la llevaran al Museo. Cuando llega al encuentro cuenta por primera vez situaciones de violencia por parte de su padre y que había sido abusada por el cura de la iglesia.
Entonces el trabajo que yo siento que hago muchas veces es ferozmente reparador, pero no se ve. Ella se anima a contarlo por primera vez en su vida con 80 años.
Eso tiene que ver con la construcción de redes feministas que tal vez hace algunos años eran impensadas a los 80
Sin duda, y para mi también ha sido reparador. Me sana a mi también y a muchas, pero yo soy una artista y no una una trabajadora social, entonces cuando llego a la institución artística que es mi sistema discuto con eso: esta señora está acá, va a cantar o va a pintar por más de que para los cánones del arte no se considere artista.
¿Cómo encontrás esas historias y esas experiencias que después llevas a la Escuela de Envejecer?
Todo el tiempo estoy buscando, pero tampoco es fácil encontrar personas que quieran participar. Siempre recurro a mis amigas, con las que trabajo. Hace poco, murió una escritora que dejó un hueco en estas dinámicas de familia y yo me pregunto ¿Y ahora quien la reemplaza? Y después pienso que no, que ese hueco quede porque es doloroso pero también es hermoso.
Próximo destino
Con la vuelta a la democracia Argentina, Ana Gallardo viajó a Guatemala para colaborar con la insurgencia guatemalteca a principios de los 80`. En el 2017 decidió ir a buscar a esas mujeres con las que había compartido la guerrilla: “Cuando las fui a buscar no las encontré, porque no sabía sus nombres ya que en aquella época tenían nombres de guerra. Lo que me di cuenta en ese momento es que ese trabajo ya comenzaba desde el fracaso. Pero ahora voy a viajar nuevamente a Guatemala para ver si encuentro algo ”
¿Vas en busca de algo que sabes que no vas a encontrar?
Si, pero voy a buscar mujeres grandes que son la última generación que tienen la memoria de algo que fue y qué no volverá a ser.
¿Por qué fuiste a Guatemala a acompañar a las mujeres de la insurgencia?
Porque yo durante la dictadura argentina había estado en una nube de pedos. A los 15 ya estaba en la calle todo el día y a los 17 me fui de mi casa y dejé de estudiar para trabajar. Yo vivía en una situación de supervivencia y no tenía idea de lo que estaba pasando. Entonces cuando termina la dictadura me doy cuenta de todo.
Ana Gallardo será galardonada este año con el premio Konex 2022 en la categoría de perfomance por una presentación que hizo en el Teatro Colón llamada “Existir la vejez”, un diálogo entre Escuela de Envejecer y “La Vejez” de Simone de Beauvoir: “En la literatura ni en la vida he encontrado ninguna mujer que considerara su vejez con complacencia. Tampoco se habla jamás de “una hermosa anciana”, en el mejor de los casos se la califica de ´encantadora`” es el comienzo del texto de Beauvoir escrito en 1970. Cincuenta años más tarde, en “Escuela de Envejecer” desborda el trabajo compartido, abundan los lazos, la resistencia, el reservorio de relatos, un poder para soñar y ¿por qué no? una hermosa vejez, como un árbol en la arcilla, como un hilo de coser recorriendo las arrugas de una mano, como un karaoke o un paso de baile. Como un dibujo de corazón en tiza que dice “cuore”. Como la anciana hermosa que tan lejana veía Simone de Beauvoir.
España decidió el martes administrar una tercera dosis de la vacuna contra el covid-19 a los mayores de 70 años para mejorar su protección, anunció el ministerio de Salud.
La Comisión de Salud Pública decidió “ampliar el grupo de personas a las que administrar una dosis de recuerdo de la vacuna de la covid-19 a los mayores de 70 años, a finales del mes de octubre, y una vez pasados seis meses de la segunda dosis”, indicó el ministerio en un comunicado.
Hasta ahora, España administraba una tercera dosis únicamente a las personas de la tercera edad que viven en residencias de ancianos y a las personas inmunodeprimidas.
“Se suministrará una dosis de recuerdo de vacuna ARN-m contra la covid-19 (…) el objetivo es aumentar la protección de las personas más vulnerables”, explicó el ministerio.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprobó el lunes una tercera dosis de refuerzo de la vacuna anticovid de Pfizer/BioNTech para los mayores de 18 años.
La agencia aprobó también el suministro de una tercera dosis de Moderna o Pfizer para las personas con sistemas inmunitarios frágiles, al menos 28 días después de la segunda dosis.
Al menos 15 países de todo el mundo han comenzado a administrar una tercera dosis a las personas más vulnerables, incluidos algunos países de la UE, como Francia, Italia y Alemania, que no esperaron la luz verde de las autoridades europeas.
El programa Residencias Cuidadas de PAMI fue creado específicamente en el marco de la pandemia de COVID-19 para cuidar a las personas afiliadas que habitan en los establecimientos de estadía prolongada (residencias para personas mayores y centros de discapacidad y salud mental).
PAMI cuenta con cinco residencias de larga estadía propias, y por convenio, tiene contrato con otras 563 que son privadas, donde viven más de 21 mil personas.
En La Plata y la Región, según la página oficial de PAMI, las instituciones que funcionan bajo este programa son las siguientes:
RESIDENCIA GERIATRICA NUEVA AMISTAD CALLE 134 Nº 124
0221 470-2400
LA PLATA
Fue el famoso médico Galeno quien en el siglo II dejó escrito que “el envejecimiento es un proceso natural”. Desde entonces este es un axioma unánimemente aceptado, aunque como hoy sabemos, el envejecimiento es la acumulación de otras enfermedades que van apareciendo conforme nos hacemos mayores, dolencias degenerativas, demencias, fragilidad física…
En cualquier caso, el ser humano nunca se había planteado que la vejez fuese en sí misma una enfermedad. Pero parece que siempre hay una primera vez para todo. La mismísima Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene la intención de catalogar la vejez como una enfermedad. Una propuesta que ha sido recibida con críticas por parte de asociaciones de mayores, geriatras, gerontólogos y expertos de todo el mundo.
Fueron algunos medios de comunicación, principalmente sudamericanos, los que adelantaron la noticia. Así, el brasileño Olhar titula: “La OMS puede clasificar la vejez como una enfermedad” y en el cuerpo de la información aclara que la intención del organismo dependiente de la ONU es incluir la vejez en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (CIE) el próximo mes de enero, aprovechando la undécima publicación de esta lista.
Dentro de las clasificaciones internacionales de la OMS, los estados de salud (enfermedades, trastornos, lesiones, etc.) se clasifican principalmente en la CIE-10 (abreviatura de la Clasificación Internacional de Enfermedades, Décima Revisión), que brinda un marco conceptual basado en la etiología. En consecuencia, la CIE-10 proporciona un “diagnóstico” de enfermedades, trastornos u otras condiciones de salud.
Lourdes Bermejo, vicepresidenta de gerontología de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), explicó a 65Ymás que, en su opinión, considerar la vejez como una enfermedad “se trata de un cambio sustancial que no tiene nada que ver con la política y la conceptualización que venimos haciendo desde la primera Asamblea Mundial del Envejecimiento que tuvo lugar en Viena. Desde entonces toda la evolución ha ido en una misma línea y de repente esta situación nos aboca a una ruptura total a nivel de paradigma“.
“Como casi todas las organizaciones, yo estoy un poco sorprendida. La verdad es que nos gustaría tener más información y conocer el argumentario que planean dar para justificar una decisión que me parece francamente extraña“, se lamenta la doctora Bermejo.
“No quiero que pongan vejez como causa de mi muerte”
Ya se alertó de esto en el reciente II Congreso Virtual de la Sociedad Española de Geriatría y Grontología (SEGG). Alex Kalache, exdirector del Departamento de Envejecimiento y Ciclo de Vida de la OMS y Presidente del Centro Internacional de Longevidad de Brasil, llamó la atención sobre la aprobación, por parte de la OMS, de la inclusión de la vejez como causa de mortalidad o morbilidad en la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades, undécima revisión).
Encontraremos, ha declarado Kalache, que las personas mueren por vejez oficialmente, cuando no se ha diagnosticado si se trata de un problema cardiaco, o de Alzheimer o cáncer… “No quiero que pongan vejez como causa de mi muerte”. Si no se diagnostica una dolencia, explica, no se trata. “Lo que no se puede medir es invisible”, concluye.
Las reacciones a este anuncio en todo el mundo no se han hecho esperar y el diario mexicano La Jornada publica que incluir la vejez en este catálogo “reforzará la discriminación contra este sector de población y dará lugar a tratamientos terapéuticos sin bases científicas“, según advierte el Comité Latinoamericano y del Caribe de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría.
Este comité ha hecho público un comunicado en el que se señala que la OMS hará el cambio en la undécima edición de la CIE, que, como se ha dicho, deberá publicarse en enero del próximo año. Algo que para el Comité Latinoamericano de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría abrirá la puerta a “consideraciones terapéuticas sin base científica y reforzará el modelo de discriminación por la edad, en contra de los postulados de la propia OMS y la Organización de Naciones Unidas“.
Las protestas llegan también desde el ámbito universitario. La Universidad de Chile, tras apuntar que la nueva versión (CIE-11) ya se encuentra disponible en internet y será utilizada desde enero de 2022, ha hecho público que esta decisión “nos genera una marcada sorpresa, molestia y desilusión al encontrarnos con que, bajo el código MG2A, en la sección de “síntomas generales” se ha incluido la ‘Vejez’ u ‘Old Age’ en la versión original en inglés. Nos parece un acto contradictorio y equívoco, sobre todo cuando este mismo organismo celebra la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030), a través de cuatro áreas de acción para promover una sociedad yun mundo para todas las edades, donde se ofrece a distintos organismos la oportunidad de trabajar en conjunto para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven”
Grave retroceso en términos de discriminación
“Como Red Interdisciplinaria sobre Envejecimiento, compuesta por profesionales de distintas disciplinas dedicados a las personas mayores, rechazamos tajantemente la inclusión de la vejez en el CIE-11. Del mismo modo, rechazamos el término ‘demencia senil’ por carecer de sustento científico y por su carácter discriminador. La demencias no son una consecuencia ineludible de la vejez ni exclusivas de las personas mayores. El incluir la ‘vejez’ dentro de ‘síntomas generales’ corresponde a un grave retroceso en términos de discriminación ya que considera como patología aquello que es normal y esperable de la vida“, denuncian desde la universidad chilena.
Y es que, a estas alturas, parece evidente que todos deberíamos estar de acuerdo en que la vejez es una etapa natural más y no patológica del curso de vida, como lo es la infancia o la edad adulta. Cualquier otra descripción correspondería a una discriminación por razón de edad o ‘edadismo’, que asocia a un determinado grupo de edad condiciones patológicas que no le son inherentes.
En el mismo sentido, el ya mencionado Comité Latinoamericano y del Caribe de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría ha recordado también que la vejez “es una etapa de la vida”, por lo que incluirla en el CIE “es un error conceptual”. Además, exhorta tanto a los gobiernos nacionales como a los organismos internacionales a “realizar las acciones pertinentes para no profundizar el modelo discriminatorio por la edad y enfocarse en la Década del Envejecimiento Saludable 2020-2030 como un proyecto que debe culminar en un mundo mejor para todas las edades”.
El Comité también recuerda que en la 69ª Asamblea Mundial de la Salud 2016 se lanzó un Plan de Acción Multisectorial, en el que se llamó a “combatir los estereotipos que definen actualmente lo que es ser ‘viejo’”. Asimismo, se indicó que terminar con la discriminación por motivos de edad “debe ser primordial en cualquier respuesta de salud pública al envejecimiento de la población”. Como parte del plan, añadió, “será fundamental desmantelar clasificaciones arbitrarias por edad, pues no tienen en cuenta la gran diversidad de capacidades a una edad determinada y pueden llevar a respuestas simplistas basadas en estereotipos sobre lo que supone tener esa edad”.
CEOMA se une a la denuncia
Por su parte CEOMA (Confederación Española de Organizaciones de Mayores) ha insistido, una vez más, en destacar que “el envejecimiento es un proceso natural en los seres vivos, ‘no una enfermedad’, frente a la intención de la OMS de incluir la vejez como enfermedad en la CIE-11, a publicarse en enero de 2022, paradójicamente en el marco de la Década (2020-2030) ‘Década del Envejecimiento Saludable'”.
En este sentido, la Junta Directiva de CEOMA se manifiesta ante esta situación y en palabras de su Presidente, el Geriatra, doctor Juan Manuel MartínezGómez, expone que “la vejez nunca puede ser una enfermedad, sino que es la consecuencia del paso del tiempo sobre los seres vivos o la disminución de la capacidad de adaptación de los diferentes órganos y sistemas y eso hace que las edades cronológicas, biológicas y psicológicas sean diferentes en las personas mayores pero nunca una enfermedad”.
La Clasificación Internacional de Enfermedades es una guía que sirve como herramienta para diagnosticar, registrar, notificar y agrupar enfermedades y factores que influyen en la salud, así como causas externas de enfermedad o muerte. “El propósito de la CIE es permitir el registro, análisis, interpretación y comparación de los datos de mortalidad y morbilidad recopilados en diferentes países. Sirve para entender porque las personas enferman y fallecen, de estar forma evitar el sufrimiento y salvar el mayor número de vidas posibles. También es adecuada para estudios de aspectos financieros de un sistema de salud, como la facturación o la asignación de recursos. De hecho, la CIE también es utilizada por aseguradoras médicas“, apuntan desde CEOMA.
La Confederación también recuerda que desde la constitución de la OMS, el 7 de abril de 1948, es la Institución responsable de la sanidad pública, y mantiene su firme compromiso con los principios establecidos en su constitución. Entre estos principios destacan:
La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.
La salud de todos los pueblos es una condición fundamental para lograr la paz y la seguridad y depende de la más amplia cooperación de las personas y de los Estados.
Los resultados alcanzados por cada Estado en el fomento y protección de la salud son valiosos para todos.
Por todo ello, concluyen, “desde CEOMA entendemos que la intención de clasificar el envejecimiento como una enfermedad, puede ayudar a fomentar la discriminación de las personas mayores ante la sanidad pública, aseguradoras médicas y Gobierno“.
De igual manera, en la línea de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el ODS 3 Salud y Bienestar recuerdan que “es preciso garantizar el bienestar y una vida sana para las personas mayores”. Asimismo, en el ODS16 Paz, Justicia e Instituciones Sólidas se dice que “es fundamental que las Instituciones velen por los derechos de las personas mayores, donde la voz de estos, este presente por ellos mismo y no sean representados y CEOMA, como entidad de referencia de las personas mayores se posiciona en la defensa de sus derechos e intereses“.
La OMS se defiende
En su edición de agosto de 2018, la revista médica británica The Lancet ya advertía que “los llamamientos a reconocer el envejecimiento como una enfermedad que se puede tratar son cada vez más relevantes y debatidos, a pesar de la falta de un conjunto universalmente aceptado de biomarcadores de envejecimiento e incertidumbre sobre el momento de transición a la enfermedad”.
Por su parte, Robert Jakob, responsable del equipo de clasificación de término de la OMS, asegura, según publica Olhar, que el cambio no hace de la vejez una enfermedad, sino una condición y que en la práctica se trata solo de pequeños cambios. “La confusión se produce porque el CIE se utiliza como clasificación de enfermedades”, asegura.
“La etiqueta ‘vejez’ reemplaza a ‘senilidad’, utilizada en la CIE-10. La decisión fue resultado de discusiones que apuntaban a la connotación cada vez más negativa de ‘senilidad’ en los últimos 30 años”, explicó Robert Jakob.
De ser así, “en lugar de eso se habría debido anular el concepto de ‘senilidad’, eliminarlo, que era lo que habría tenido sentido. Parece que es un problema que pongan ‘vejez’ porque eso parece significar que cuando una persona es mayor y fallece, las patologías que están detrás de ese fallecimiento van a quedar ocultas, no se van a investigar, no se van a diagnosticar, no se van a tratar… Si alguien tiene un cáncer terminal, muere de cáncer no de viejo. Otra cosa es que el cáncer tenga un estado prevalente y de mayor morbilidad en una persona mayor. Pero la causa del fallecimiento no será la vejez sino el cáncer“, denuncia la doctora Bermejo.
Los expertos también critican que la medida pueda llevar a error en el diagnóstico de muerte en las personas mayores, puesto que si la mayoría de las muertes de personas mayores de 60 años se clasifican como vejez, esto puede causar problemas en la recopilación de los datos.
¿Hacia dónde va el barco?
“Esta conceptualización, personalmente, me sorprende. Todos los esfuerzos van encaminados a hacer entender que la vejez es simplemente una etapa más de la vida en la que tratamos de buscar la etiología de las enfermedades para poder tratar a los mayores con los cuidados que merecen, sin etiquetajes previos”, explica Lourdes Bermejo para quien “el envejecimiento es un concepto mundial y en los países de nuestro entorno tenemos un desarrollo unitario de la geriatría. Pero pensemos en la cantidad de países en que este concepto se va a entender y aplicar de otra manera, diciendo que como una persona ya es mayor puede ser que tenga un montón de patologías y por tanto no es necesario responsabilizarse de la salud de esa persona. Esto es lo que a mí, personalmente, me da mucho miedo“.
La doctora Bermejo nos confiesa que, como gerontóloga, le preocupa enormemente que “si ya somos edadistas, viejistas y ponemos la etiqueta de mayor para con eso no ver las capacidades, los derechos o las enfermedades del otro, que sucede ahora con el cambio de rumbo de un organismo del que siempre hemos bebido la mejor inspiración“.
La especialista también nos advierte que “no olvidemos que la visión de la evolución de una sociedad, tanto a nivel individual como a nivel de políticas públicas en relación al envejecimiento, la ha aportado a nivel mundial la OMS. Hasta que no hubo un organismo internacional que guiase la política gerontológica a nivel mundial, la OMS, no se implantaron medidas gerontológicas”.
Y recurre a un símil bastante claro para explicarlo. “Para mí la implantación de políticas de envejecimiento a nivel mundial es como pilotar un barco muy grande y querer cambiar el rumbo. Evidentemente sería necesaria una maniobra larga que durara muchísimo porque hasta que no cambies del todo la proa del barco no ha cambiado el barco. Y en realidad, que un organismo como la OMS pegue un bandazo tan violento, cambie de repente su paradigma mental y la conceptualización que hace, es gravísimo porque va a poner en riesgo muchísimas políticas públicas”.
“En los países donde no existen esas políticas, donde aún no han empezado a hacerlas, no van a saber hacia dónde tienen que poner la proa del barco. Esto va en contra de lo que la propia OMS ha dicho desde siempre. Y además, estamos en pandemia. Pensemos que no en todas partes la situación epidemiológica evoluciona como en Europa o Estados Unidos, hay países en los que además existe una galopante situación de pobreza y hambre“, recuerda Lourdes Berbejo.
La gerontóloga también apunta a que “este viraje de criterio va a afectar a una sociedad mundial empobrecida y coloca esta nueva etiqueta que hace que las políticas gerontológicas que, con mucho esfuerzo, pudieran estar bien orientadas en estos países pobres, de pronto se encuentran con que les quitan el norte. Esto me parece gravísimo para los países desarrollados a los que nos trastoca que se nos vaya el referente de la OMS y la ONU. Nos deja, descabezados, sin paradigma y sin el criterio que aporta fortaleza y visión mundial. Pero en los países en desarrollo donde ni siquiera hay servicios para unos mayores que están muchísimo peor, no quiero ni pensar lo que este cambio de rumbo va a suponer para los ciudadanos“.
Fuente:
Artículo de Antonio Castillejo,
publicado en 65ymas.com
El director Ejecutivo de PAMI La Plata, Marcelo Leyria, afirmó que la situación por los casos de coronavirus “es grave” y que “es un hecho” que en poco tiempo comiencen a derivar pacientes a otras ciudades. En ese marco advirtió en declaraciones al programa “Golpe de Suerte”, de La Redonda, que “ya no hay camas de internación en el sistema privado de salud en La Plata, Berisso y Ensenada”.
“La situación es muy grave. Quiero alertar pero no quiero decir cosas que generen angustias”, dijo Leyria.
En ese marco, el funcionario admitió que debido a la cantidad de contagios registrados en las últimas semanas La Plata está “en una situación en la que debemos alertar por los niveles de ocupación de camas”, por lo que consideró que “es un hecho” que se comience a derivar pacientes a otras localidades. “Los que necesiten algún tipo de internación van a terminar en otras ciudades”, indicó.
Leyria dijo que tienen “una permanente comunicación con las clínicas por la situación”, y que los casos de COVID van ocupando plazas “y esto limita ocupación para otras prácticas”.
“Hoy sale un paciente y entra otro. Y ante una emergencia, es muy probable que un platense termine en una ciudad del Conurbano bonaerense o del interior intubado”, indicó, por lo que instó a “las familias deben tomar conciencia sobre la gravedad de la situación” ya que “el sistema, tanto público como privado, está colapsado”.
“Los adultos mayores tomaron conciencia, pero otras sectores de la sociedad no. Eso genera contagios. Y el aumento de casos produce necesidades en un sistema de salud que no da abasto. El gobierno provincial está tomando medidas, pero tenemos que tomar conciencia y no subestimar al virus”, completó.
Mercedes Barrera le ganó una conmovedora batalla al coronavirus en La Plata. La mujer, con 80 años y algunas enfermedades de base, venció al COVID-19 en una pelea que parecía imposible en nuestra ciudad.
Es que Mercedes tiene diabetes, secuelas de poliomielitis, hipertensión y EPOC, por lo que cuando contrajo el virus había pocas esperanzas de que pudiera superarlo. “Pensé que no la iba a ver más”, relató su hijo, Roberto Byrne, al describir el momento en que internaban a su madre infectada con el virus que originó la pandemia.
Según explicó, Mercedes es oriunda de Carlos Casares y comenzó a tener síntomas respiratorios en la semana del 7 de agosto. “Le hicimos el hisopado y dio positivo. Sinceramente ahí dije bueno, imposible que se salve”, detalló Roberto sobre lo que pensó cuando se enteró la noticia.
Ya con la enfermedad confirmada, la mujer fue trasladada al hospital San Juan de Dios a la zona de COVID-19. Allí pasó los primeros días con algunas complicaciones, ya que tuvo una neumonía bilateral con requerimiento de oxígeno.
Sobre esta etapa, Roberto, que también es médico, precisó que “pasó los primeros días complicada, estuvo mal y siempre hay que esperar a la segunda semana que es la que más seguimiento hay que hacer porque es la más importante en esta patología”.
Sin embargo, el milagro se hizo realidad y Mercedes recibió el alta después de dos largas semanas. Visiblemente emocionado, Roberto remarcó que “la pasó muy jodido. Con 80 años, hipertensión, cardiópata, diabética, Epoc, tenía todas para no zafar. Por una cuestión de experiencia y de las co-morbilidades que tenía, pensé que no la iba a ver más”.
Roberto trabaja con pacientes positivos de coronavirus y durante esta pandemia se acostumbró a ver una escena horrible: la de personas que dejan un miembro de la familia y no lo vuelven a ver. Según indicó, es una realidad que se vive “día a día” desde el comienzo del brote, por lo que el caso de su mamá puede ayudar a sembrar esperanza entre los familiares de personas contagiadas de COVID-19.
En ese sentido, destacó la labor de todos los médicos y enfermeros que trabajaron con Mercedes, brindándole cuidados, cariño y contención para que la mujer pueda recuperarse y así atravesar dos pandemias, ya que ella también fue salvada cuando tenía 8 años en La Plata, en el Hospital de Niños cuando se curó de la poliomielitis y hasta pudo volver a caminar gracias a las cirugías para fijar las articulaciones que se le practicaron en ese momento.
“Esto es un milagro y hay que ser muy agradecido a todo el personal, médicos, enfermeros, camilleros, no me quiero olvidar de nadie, absolutamente a todos los colegas del hospital de Carlos Casares y del San Juan de Dios. Mi madre es la segunda vez en su vida que se salva de una pandemia gracias al sistema de Salud Pública”, concluyó Roberto, todavía sorprendido por el milagro de su madre.